Para mí la historia es una rueda, la inconsistencia es mi esencia dice la rueda, súbete a mis ruedas, si quieres, pero no te quejes cuando te lance a los abismos, los buenos tiempos pasan, pero también los malos, la mutabilidad es nuestra tragedia y también nuestra esperanza, los peores tiempos y también los mejores siempre están pasando

Boecio

martes, 12 de febrero de 2008

Las cosas al revés

cuento corto que escribi

El día estaba tenso, todos sabían que es lo que iba a pasar, pero el problema es que nadie savia quiénes serian los elegidos.

Normalmente a todos nos hablaba él mas viejo y sabio, que por una o otra cosa había sobrevivido al coliseo. Nos contaba anécdotas suyas y de los grandes que habían alcanzado a matar cuatro o cinco en una pelea, también nos daba técnicas de cómo matarlos más fácil o como salvarse en caso de emergencia. Todo esto nos daba valor de seguir adelante y enfrentarnos a esos malditos.
Nos gustaba mucho y nos daba valor recordar esas fiestas que hacen los malditos, donde nosotros somos la mayoría y corremos por las calles tumbando y masacrando a esos malditos.
Ya sonaban las trompetas y eligieron a uno, al momento lo oímos gritar de dolor y un poco después oímos los gritos de esos malditos, a cada rato lo oíamos gritar de dolor pidiendo ayuda y esos malditos nada mas gritaban con el fervor de verlo muerto, al tiempo regreso el cadáver todo perforado.
Lo chistoso es que no podíamos imaginar por mas que lo contaran como era el coliseo, decían que había muchos malditos comiendo y gritando, muchos colores, se peleaba en arena y decían que la muerte tenia un trapo rojo para llamar nuestra atención, pero la realidad es que el trapo rojo no nos atraía, lo que nos atraía era su vida.
De repente sonaron las trompetas, entraron tres malditos con sus hierros y me eligieron a mí, me resistí pero no pude, me llevaron a un cuartito donde me limaron los cuernos, me clavaron cosas en las pesuñas y de repente me ardían tanto los ojos que casi no podía ver, en ese punto comprendí los primeros gritos de mis hermanos.
Cuando abrieron la compuerta vi muchos colores y malditos, todos gritando y comiendo un espectáculo horrendo, todo el piso era arena y las paredes eran rojas, en el centro estaba la muerte dorada con un trapo rojo en las manos, corrí con todas mis fuerzas para matarlo, pero por lo que me hicieron no pude darle, al pasarlo sentí dos piquetes en mi lomo y así sucesivamente, cuando me di cuenta estaba tan lastimado que supe que no iba a sobrevivir, de repente la muerte saco un rayo plateado de la capa y todos los malditos empezaron a gritar de una manera espeluznante, corrí una ves mas para matarlo pero no le di y la muerte me incrusto el rayo plateado en el lomo. Eso fue lo ultimo que vi y lo ultimo que pensé fue la injusticia cometida hacia mi raza.

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